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Viajes pastorales

México

(Enero de 1999)

Después de haber participado en las jornadas de conclusión de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, en México D.F., el martes 26 de enero, cuando Juan Pablo II ya había abandonado suelo mexicano rumbo a San Luis (Estados Unidos), el Prelado del Opus Dei se trasladó a Jaltepec, Centro de la Prelatura situado en la ribera de la laguna de Chapala, en el estado de Jalisco. Lo esperaban algunos miembros del gobierno regional de la Prelatura que permanecieron trabajando con él dos días.

La mañana del viernes 29, el Prelado recibió en Jaltepec a sacerdotes de la Prelatura. «Nuestra gloria», les dijo, «es —como la de Cristo— gastarnos por las almas, y nuestro vivir es vivir en Cristo y como Cristo». En cierto momento se refirió a la Liturgia de las Horas: «esa fuente de riqueza, de piedad, porque es la oración de la Iglesia, oración pública de la Iglesia, y tenemos que rezar por todos los sacerdotes, con todos los sacerdotes...».

Más tarde se reunió con varios centenares de fieles del Opus Dei venidos de toda la geografía mexicana. Pocos días antes se había cumplido el cincuenta aniversario del inicio de la labor apostólica estable del Opus Dei en México, y algunas de las preguntas que le plantearon guardaban relación con esa efemérides. En sus respuestas, Mons. Javier Echevarría animó a todos a fortalecer su vida espiritual. Una reunión similar para mujeres de la Prelatura tuvo lugar por la tarde.

Después de recibir a varios matrimonios, Mons. Echevarría se reunió con un buen número de universitarios venidos de todo el país.

El sábado 30, tras celebrar la Santa Misa, se trasladó a Guadalajara. Hizo una breve escala en la iglesia rectoral de Santa María Reina de los Apóstoles, templo atendido por sacerdotes de la Prelatura. De allí se desplazó a “La Calerilla”, Centro de la Prelatura también cercano a Guadalajara, donde tuvo dos encuentros con Supernumerarios y Supernumerarias del Opus Dei, respectivamente. Al concluir la última de estas reuniones, un mariachis —grupo musical típico de esa zona del país— interpretó algunas canciones mexicanas. A continuación, el Prelado salió hacia la Ciudad de México, no sin antes despedirse en Guadalajara del Arzobispo, Cardenal Juan Sandoval Íñiguez.

Esa misma noche, ya en la capital del país, acudió a rezar una vez más —la última de estos días— ante la venerada imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en su Basílica.

Al día siguiente celebró la Santa Misa en la sede del Centro Internacional de Estudios Superiores. En la homilía, comentando el pasaje evangélico de las Bienaventuranzas, dijo a los universitarios de ese centro: «Mirad las paradojas de las bienaventuranzas. El Señor llama constantemente bienaventurados a los que saben desprenderse de todo para ponerse más enteramente en las manos de Dios».

Posteriormente estuvo con los integrantes del Consejo Superior de la Universidad Panamericana, Centro docente de cuya orientación doctrinal se responsabiliza la Prelatura. Fue una reunión breve, en la que impulsó a continuar con su esfuerzo por dar una formación humana profundamente empapada de sentido cristiano.

Ese día se despidió del Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, al que agradeció todas sus atenciones.

Por la noche, partía el avión que lo conduciría a Roma.


Nigeria

(Abril de 1999)

Entre el 5 y el 13 de abril de 1999, el Prelado del Opus Dei realizó un viaje pastoral a Nigeria, en el curso del cual recibió a numerosas familias en encuentros privados, y a los fieles de la Prelatura y amigos en varias reuniones multitudinarias. Visitó al Nuncio de Su Santidad, a los Arzobispos de Lagos e Ibadan y a los Obispos de Ijebu-Ode y Enugu. Mons. Echevarría pudo conocer personalmente el desarrollo de varias iniciativas apostólicas.

El día 6, el Prelado visitó Lagoon Secondary School. Las alumnas le explicaron los puntos principales del sistema educativo del colegio, y lo agasajaron con danzas tradicionales nigerianas y una interpretación coral. Monseñor Echevarría les dirigió unas palabras y bendijo una imagen de la Virgen del colegio.

Al día siguiente, el Prelado del Opus Dei se reunió, en dos momentos distintos, con cerca de mil jóvenes a los que invitó a sentirse responsables de la construcción de la Nigeria del futuro: “Hay que empezar a enseñar a la gente que tiene que cumplir sus obligaciones acabando muy bien sus tareas, con responsabilidad, porque aunque no les vea nadie, les ve Dios”, les dijo.

El día 8 acudió al cementerio de Ikoyi a rezar antes los restos de Jeremy White, uno de los fieles del Opus Dei que comenzaron las tareas apostólicas de la Prelatura en Nigeria. Ese día recibió a un grupo de sacerdotes de la Diócesis de Lagos, a los que animó a tener una profunda vida de piedad, un gran amor al Romano Pontífice y a la Jerarquía y un espíritu de servicio a las almas cada vez mayor.

El día 9, Monseñor Echevarría viajó a Ibadan, donde tuvo una reunión con 700 personas. A una pregunta sobre la corrupción en la actividad económica —un mal especialmente agudo en los últimos años en Nigeria, como en otros países, y que ha llevado a la Conferencia Episcopal a componer una oración para rezar públicamente en las iglesias—, el Prelado respondió:

«Me uno de todo corazón a la intención de mis hermanos los Obispos de Nigeria. Otra manera de rezar es también con vuestro comportamiento. Si alguna vez pretenden corromperos, negaos, aunque tengáis que pasar muchas necesidades. Negaos y, cuando podáis, hablad con las personas que practican eso para decirles que no pueden abusar de los demás».

Monseñor Echevarría tuvo otra tertulia multitudinaria en Enugu, al día siguiente. Contestando a la intervención de un miembro de una agrupación pro-vida, animó a todos los presentes a defender los valores cristianos relacionados con la vida humana: «Procurad hablar siempre de estos valores, de la pureza, del amor, de la limpieza de vida, y abriremos un camino muy importante en Nigeria y fuera de Nigeria. Sed perseverantes, con optimismo, con alegría, y veréis cómo a vuestro alrededor creáis ese ambiente que tenéis vosotros en esa agrupación. Tenéis que dar todos esos valores».

El día 11, el Prelado del Opus Dei ofició la ceremonia de dedicación del altar del oratorio de Lagos Business School. Seguidamente mantuvo un encuentro con los profesores, el personal administrativo y los alumnos de esta escuela de negocios, de cuya atención espiritual se ocupa la Prelatura. Entre otras cosas, les dijo: «Yo deseo que aquí, además de prepararos científicamente muy bien, hagáis un gran servicio de caridad, de fraternidad, a todas las personas, para que mejore la situación del país, que tiene tantas posibilidades y tantos recursos, y sobre todo tanta gente que está esperando vuestra entrega y vuestra generosidad».

El mismo día 11, por la tarde, más de mil personas se dieron cita en Lagos para un nuevo encuentro. Monseñor Echevarría les habló del gran amor que el Beato Josemaría Escrivá tenía por África y por Nigeria en particular, e hizo una llamada a la justicia y a la caridad en las relaciones con los demás. Contestó a preguntas sobre el espíritu de pobreza, el trabajo de la madre en el hogar, la recepción de los sacramentos, la vocación al Opus Dei y la necesidad de tener una sólida vida espiritual que ayude a superar las dificultades en la práctica de la fe.

El día 12, el Prelado se reunió, en un primer momento, con sacerdotes y después con fieles Supernumerarios de la Prelatura. Alentó a todos a sembrar generosamente la semilla de la fe y la vida cristiana en todos los estratos de la sociedad. También tuvo una tertulia con miembros de grupos promotores de algunas labores apostólicas.

El día 13, último de su estancia, Monseñor Echevarría acudió a un encuentro con los jóvenes socios del Helmbridge Club, una iniciativa familiar cuya atención espiritual está encomendada a la Prelatura; allí hizo un comentario sobre la alegría que había encontrado entre los nigerianos, y les pidió oraciones por el Santo Padre. Como corolario de su viaje, insistió a los fieles de la Prelatura en la necesidad de que se sientan plenamente responsables del desarrollo de la labor evangelizadora en Nigeria, viviendo con alegría y responsabilidad la propia vocación cristiana.

Romana, n. 28, Enero-Junio 1999, p. 111-113.

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