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Viajes Pastorales

Del 11 al 28 de enero, el Prelado del Opus Dei, S.E.R. Mons. Javier Echevarría, realizó un viaje pastoral por Centroamérica que le permitió estar con los fieles de la Prelatura y con numerosas personas que participan en los medios de formación que imparte el Opus Dei, e impulsar su labor apostólica al servicio de la Iglesia y de la sociedad en los diversos países que visitó.

Llegó a San José, capital de Costa Rica, el día 11. En la jornada siguiente, después de celebrar la Santa Misa, acudió a rezar a la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona del país, que se encuentra en la ciudad de Cartago, a pocos kilómetros de San José. Ese mismo día por la mañana estuvo en algunos centros de la Prelatura y en dos colegios de enseñanza media, donde se entretuvo unos minutos con profesores, padres y alumnos. Por la noche tuvo un encuentro con los estudiantes universitarios de la Residencia Miravalles, a los que animó a fijarse metas ambiciosas en la vida espiritual, y en el apostolado, santificando su trabajo: el estudio.

En Managua, capital de Nicaragua, Mons. Javier Echevarría tuvo una reunión en el Centro de Convenciones con más de mil personas, a las que alentó a vivir la solidaridad con quienes sufren y a vivir con agradecimiento y deseos de conversión el año Jubilar. El Prelado se refirió en varias ocasiones a la catástrofe provocada por el huracán Mitch: «Sentíos solidarios con los afectados. Es muy necesario que quienes nos sabemos hijos de Dios practiquemos la fraternidad, preocupándonos por ayudar a los demás».

El día 14 por la mañana el Prelado del Opus Dei se entrevistó con el Cardenal Obando y Bravo y, más tarde, con Mons. Luigi Travaglino, Nuncio de Su Santidad. Durante su paso por Nicaragua, el Prelado se reunió también con grupos de universitarios y profesionales que participan de los medios de formación cristiana que imparte la Prelatura.

El 15 por la mañana salió rumbo hacia Panamá, donde el Opus Dei realiza su labor de modo estable desde 1996. Al día siguiente, Mons. Echevarría visitó por la mañana al Arzobispo de Panamá, Mons. José Dimas Cedeño. Posteriormente, en un hotel céntrico, tuvo lugar una reunión a la que acudieron unas setecientas personas. El Prelado se mostró agradecido por lo que estaba aprendiendo durante su estancia en el país: «Estoy dando muchas gracias al Señor, porque desde que he llegado a Panamá he aprendido mucho. Me habían comentado —y lo acabo de ver— que el pueblo panameño es alegre, hospitalario y tiene una virtud que me ha llenado de gozo: que aquí no se guarda rencor».

El lunes 17 el Prelado regresó a Costa Rica, donde al filo del mediodía se entrevistó con Mons. Román Arrieta, Arzobispo de San José, y con el Obispo Auxiliar, Mons. Antonio Troyo. Por la tarde acudió al Centro de Convenciones Pedregales y a la escuela aneja, La Pradera, donde se reunió con unas 300 jóvenes que participan en la labor apostólica de la Prelatura en San José. Al día siguiente, a media mañana, más de cinco mil personas se dieron cita en la cancha de fútbol de la residencia Miravalles para estar con Mons. Echevarría. El Prelado del Opus Dei les animó a intensificar la oración durante el Octavario por la unidad de los cristianos que la Iglesia celebraba en esos días: «Costa Rica es un país con corazón universal. Que recéis constantemente por el mundo entero».

A mediodía el Prelado acudió a la Nunciatura Apostólica, invitado por Mons. Antonio Sozzo, Nuncio en Costa Rica. Esa tarde estuvo también en la sede de algunos Centros de la Prelatura y tuvo un encuentro con 250 estudiantes.

En el aeropuerto de Guatemala, el día 19 de enero, Mons. Echevarría fue recibido por el Alcalde, que le hizo entrega de las llaves de la ciudad. A la mañana siguiente se dirigió a la Catedral para lucrar la Indulgencia del Año Jubilar y visitar al Arzobispo Primado de Guatemala, Mons. Próspero Penados del Barrio.

El viernes 21 por la mañana, las autoridades de la Universidad del Istmo —promovida por algunos fieles del Opus Dei— le otorgaron el título de Presidente Honorario, en un acto que tuvo lugar en el Aula Magna. Ese mismo día, por la tarde, recibió a un centenar de sacerdotes seculares y seminaristas de diversas Diócesis de Guatemala. Dirigiéndose a estos últimos, recalcó la importancia de formarse bien y de esforzarse por incrementar la vida de piedad. También les animó a ser leales a Dios y a vivir la obediencia y la docilidad hacia sus respectivos Obispos.

El sábado, más de quince mil personas acudieron a un encuentro con el Prelado del Opus Dei. Una persona le preguntó en cakchiquel —una de las lenguas nativas del país— cómo hacer frente a la situación de ignorancia o abandono de la fe en que se encuentran muchos. Mons. Echevarría recordó la importancia de conocer a fondo la doctrina cristiana y de saber transmitirla de modo sencillo, quizá con la ayuda de algún catecismo breve, resumen del Catecismo de la Iglesia Católica.

Al mediodía, Mons. Echevarría estuvo en Altavista, centro de actividades de formación ubicado en el cerro Alux, a treinta minutos de la capital, donde en 1975 había estado el Beato Josemaría.

El domingo 23 por la mañana, último día de su estancia en Guatemala, más de tres mil personas se dieron cita en Kinal —una iniciativa apostólica y de promoción social dirigida por fieles de la Prelatura— para un nuevo encuentro. Asistieron campesinos, obreros y artesanos venidos de San Juan Sacatepéquez, San Miguel Escobar, San Juan el Obispo y otros muchos lugares del interior del país. El Prelado se detuvo en el tema de la familia y en algunos aspectos de la vida de entrega del cristiano como correspondencia al amor de Dios. Por la tarde, antes de marchar hacia El Salvador, acudió a una reunión con unos setecientos jóvenes que le esperaban en el campus de la Universidad del Istmo. El Prelado les habló de la necesidad de la conversión personal.

El día 24, ya en San Salvador, Mons. Echevarría se reunió en distintos momentos con grupos de fieles de la Prelatura. Con los más jóvenes conversó sobre la unidad de vida del cristiano, la generosidad en la entrega a Dios y a los demás, y sobre el estudio. Por la tarde tuvo un encuentro con miles de personas en los campos deportivos del colegio Lamatepec. En esa ocasión trató de la familia y de la necesidad de educar a los hijos en la fe, y animó a todos a buscar apasionadamente la santidad.

Al día siguiente se reunió unos momentos con los miembros del consejo directivo de APCE, una Asociación de Padres de Familia que ha promovido varios colegios. Por la tarde, el Prelado visitó en la Catedral al Arzobispo Metropolitano y rezó con él ante la sepultura de Mons. Óscar Romero.

En Honduras, el miércoles 26 almorzó con el Arzobispo de Tegucigalpa, Mons. Óscar Andrés Rodríguez, quien le agradeció el trabajo de la Prelatura en su Diócesis. Por la tarde, en una reunión con más de cuatro mil personas en los campos deportivos del colegio femenino Antares, subrayó la visión cristiana de tantos hondureños que sufren las consecuencias del huracán Mitch. Dijo: «Aunque se sufre, se sabe amar. Aunque se sufre, se afrontan las contradicciones con auténtico espíritu cristiano. Aunque se sufre, no se pierde la alegría porque Dios nos está cuidando en las más distintas circunstancias». Al referirse al Jubileo, puso énfasis en la necesidad de la conversión personal, que conlleva siempre el deseo de mejorar: «La conversión —explicó Mons. Echevarría—no es sólo del pecado al estado de gracia —que es una conversión fundamental—; también es de hacer cosas buenas a hacer cosas mejores». Habló del amor al sacramento de la Confesión y recordó las facilidades que la Iglesia ha dado para que todos los fieles ganen las indulgencias propias del Año Santo.

El 27 por la mañana, el Prelado tuvo un encuentro con sacerdotes seculares y seminaristas en el que les exhortó a estar muy unidos a sus Obispos y a recibir con alegría todos los encargos pastorales que deseen confiarles. Por la tarde Mons. Echevarría se trasladó a Guatemala, y al día siguiente, 28 de enero, partió de regreso a Roma.


El Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, llegó a París al atardecer del 23 de abril, Domingo de Pascua de Resurrección.

El lunes 24 por la mañana acudió a la rue du Bac para rezar en la capilla de la Medalla Milagrosa y lucrar la indulgencia del Año Jubilar. Luego, en el salón de actos de la residencia de estudiantes Garnelles, estuvo con fieles de la Prelatura, en su mayoría padres de familia, a los que animó a dar testimonio del Evangelio. Por la tarde, en los salones de un céntrico hotel, tuvo una reunión con madres de familia.

Al día siguiente recibió a los sacerdotes de la Prelatura que residen en Francia, y tuvo también un encuentro con un grupo de matrimonios que promueven diversas iniciativas apostólicas de carácter social.

Durante su estancia en París, el Prelado tuvo ocasión de visitar al Sr. Nuncio de Su Santidad en Francia, Mons. Fortunato Baldelli. El día 26 emprendió viaje hacia el Líbano.


Mons. Javier Echevarría llegó a Beirut la tarde del 26 de abril. Durante los cuatro días que pasó en Líbano, visitó a varios Obispos y se reunió con los fieles de la Prelatura y quienes participan en las labores apostólicas del Opus Dei. El Prelado recordó frecuentemente, a lo largo de esos días, la oración y los sacrificios ofrecidos por el Beato Josemaría Escrivá por la paz y la misión de los cristianos en el Líbano.

El día 27, Mons. Echevarría fue al Santuario de Notre Dame de Harissa, donde rezó por el Papa y la Iglesia. También visitó a las Carmelitas de Harissa, comunidad que, desde la clausura, coopera intensamente, con sus oraciones, en el desarrollo del trabajo apostólico de la Prelatura. A continuación el Prelado viajó hasta Jbeil (Biblos), donde fue recibido por Mons. Bechara Raï, Obispo maronita de Jbeil. Por la tarde, ya en Beirut, el Prelado visitó al Arzobispo melquita de Beirut y Jbeil, Mons. Joseph Kallas.

En las jornadas siguientes acudió a la residencia del Patriarca maronita, invitado por Su Beatitud el Cardenal Pierre Nasrallah Sfeir, y tuvo ocasión de entrevistarse también con el Arzobispo maronita de Beirut, Mons. Paul Youssef Matar.

Todos los días mantuvo encuentros con grupos de fieles de la Prelatura y con familias. La tarde del día 29, el Prelado se reunió con más de 250 personas en una sala de conferencias en el centro de Beirut. Acudieron familias de católicos de seis diferentes ritos, y también algunos ortodoxos.

En esa ocasión alguien le preguntó, haciendo referencia a la emigración de cristianos libaneses a otros países: «¿Qué les podemos decir a nuestros amigos para animarles a quedarse aquí y continuar la tradición cristiana en esta tierra?». El Prelado respondió: «Sí, entiendo perfectamente esta inquietud que tenéis, porque el Líbano tienen que hacerlo los libaneses y tantas personas que quieren el Líbano como los libaneses. Hay que pensar que a veces emigrar es una necesidad desde el punto de vista económico. Y también hay que pensar en la migración apostólica, porque gracias a esas colonias de libaneses que están en Australia, Canadá, Brasil, México, Europa..., se ha extendido la fe. ¡Lo habéis hecho estupendamente, lo han hecho estupendamente vuestros connacionales! Al mismo tiempo tenéis que procurar amar con toda vuestra alma esta tierra estupenda, esta tierra que os ha dado la vida. Y eso significa que, en algunas ocasiones, hay que saber hacer sacrificios. ¿Que se puede estar quizá más cómodamente en otros lugares? Sí, pero si os marcháis del Líbano ¿quién va a hacer el Líbano, quién va a cuidar de esta tierra? Es necesario que os convenzáis de que esta tierra la haréis grande vosotros, con vuestro sacrificio, con vuestro trabajo y con vuestra alegría. Hay que saber ofrecer ciertas limitaciones; si no, el país no se hará como debe hacerse: con la contribución de sus hijos. Y vosotros que estáis aquí, no dejéis esta tierra si es por comodidad. Poned empeño en hacerla más grande. ¿Cómo? Con vuestro trabajo bien acabado, con vuestra alegría, con vuestra sinceridad, llevando a todos los sitios el gozo de ser hijos de Dios. Y veréis cómo el Líbano crece, crece».

El día 30, el Prelado regresó a Roma.


Invitado por el Obispo de Leiria-Fátima, el Prelado del Opus Dei viajó a Portugal para asistir a la ceremonia de la beatificación de los pastorcillos de Fátima, Jacinta y Francisco Marto.

Mons. Javier Echevarría permaneció en el país del 11 al 14 de mayo, y además de asistir a los acontecimientos de esos días en Fátima, tuvo oportunidad de acudir al Oratório do Beato Josemaría Escrivá, en Lisboa. El Beato Josemaría es el primer peregrino de Fátima elevado a los altares.

El último día de su estancia se reunió con diversos grupos de fieles de la Prelatura. En uno de esos encuentros informales, el Prelado del Opus Dei habló de la piedad mariana, tan profunda y extendida entre los portugueses, y respondió a preguntas sobre el espíritu de conversión en el Año Santo, el Sacramento de la confesión, el amor de los hijos a los padres y el modo de compatibilizar el trabajo profesional con la dedicación a la familia.

Otra de esas reuniones familiares tuvo lugar en el auditorio de una de las Facultades de la Universidad de Lisboa. Tras referirse a la ceremonia de beatificación de los dos pastorcillos, invitó a la responsabilidad apostólica de las mujeres en este momento de la historia. Subrayó la necesidad de desplegar el espíritu apostólico personal con la conducta y con la palabra, y también con la presencia activa en los ambientes en que es preciso defender la dignidad de la mujer.

Romana, n. 30, Enero-Junio 2000, p. 40-44.

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