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Querétaro, México. En la Sierra Gorda

Hace trece años, el Club Amay, de Querétaro, organizó la primera promoción rural en la zona conocida como “Sierra Gorda”. Este verano, quince estudiantes queretanas han participado en la última edición de esta ya tradicional actividad de voluntariado. Se trata de un proyecto que, con la coordinación y el apoyo de las autoridades locales y con la ayuda de bienhechores particulares y de estudiantes de otras nacionalidades —en esta ocasión, de Canadá—, se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo.

El lugar de intervención escogido fue Temascales. Cada mañana, en un vehículo de carga sin asientos para pasajeros, las jóvenes voluntarias emprendían el recorrido hacia el lugar de trabajo. Los golpes que producían los baches del camino quedaban suavizados por la alegría de la labor que se iba a realizar. En primer lugar, el catecismo y las clases de doctrina cristiana; también las sesiones de manualidades, que para los niños constituían un momento de diversión y para las mamás un rato de descanso y convivencia. La parte más pesada de la tarea consistía en la construcción de estufas rurales y deshidratadores, entre otras razones porque era la primera vez que las improvisadas obreras utilizaban palas, martillos, carretillas, tierra y otros materiales de construcción. Con la asesoría profesional de algunos expertos se logró, además de un trabajo eficaz, que los lugareños aprendieran la técnica para futuras ocasiones.

Otro de los objetivos de estos días de trabajo era la reparación de la capilla del pueblo. También este objetivo fue alcanzado, y el último día se pudo celebrar allí la Santa Misa.

Romana, n. 39, Julio-Diciembre 2004, p. 257.

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