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París, Francia. Jornada de estudio sobre las vocaciones sacerdotales

El martes 1 de febrero, en los locales de la parroquia de Saint Pierre du Gros Caillou de París, unos cincuenta sacerdotes de varias diócesis, entre ellos tres delegados diocesanos de vocaciones y el superior de un seminario belga, estudiaron bajo diferentes perspectivas, la cuestión de las vocaciones sacerdotales, esencial para la vida de la Iglesia.

El programa de la jornada comprendía tres conferencias seguidas de coloquio, una concelebración eucarística y un almuerzo. “Hemos querido abordar el tema —explicó uno de los organizadores— desde tres puntos de vista: Mons. Anatrella ha tratado del individuo cara al sacerdocio, l’abbé Guillaume de Menthière ha subrayado el modo en que la Iglesia llama a los candidatos al sacerdocio, y por último nos ha parecido también necesaria la visión histórica del Profesor Levillain, pues siempre se saca provecho de la historia en general y de la historia de la Iglesia en particular”.

Mons. Tony Anatrella, especialista en psiquiatría social y consultor del Pontificio Consejo para la Familia, expuso algunas características psicológicas del proceso de madurez personal en los candidatos al sacerdocio, características que han de ser encauzadas hacia el cultivo de la interioridad. Además, subrayó la influencia que tiene la “visibilidad” del sacerdote en ese proceso de identificación de los jóvenes con el sacerdocio: los sacerdotes, dijo, han de arrastrar con el ejemplo, y para eso han de cuidar su imagen también en lo que se refiere al estilo de vida y al modo de vestir y de presentarse.

Guillaume de Menthière, profesor de la Ecole Cathédrale de París y párroco de Saint Jean-Baptiste de la Salle, habló de la necesidad de crear una cultura vocacional, tal como ha indicado Juan Pablo II. Planteó el esquema de su conferencia como una respuesta a tres preguntas fundamentales: ¿quién llama?, ¿a quién llamar? y ¿cómo llamar? “La Iglesia llama al candidato que reúne las cualidades necesarias”, dijo, pero aclaró que “tal idoneidad es forzosamente algo abierto, pues en realidad sólo Dios sabe de qué sacerdotes está necesitada la Iglesia. Por eso, no hay que tener miedo a llamar, a tener iniciativas llenas de imaginación, a lanzarse a una pastoral que interpela”.

Finalmente, Philippe Levillain, profesor de la Universidad de Nanterre y miembro del Institut Universitaire de France, habló de las vocaciones sacerdotales en Francia y de la aplicación en los seminarios franceses de las orientaciones del Concilio de Trento sobre la formación del clero. Tras un recorrido histórico por los siglos XIX y XX, recordó que “las sociedades tienen los sacerdotes que merecen”, y que si a veces las vocaciones faltan es porque los laicos no son capaces de responder a las cuestiones fundamentales del hombre en una determinada época.

Romana, n. 40, Enero-Junio 2005, p. 155.

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