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La ciencia para el hombre. Innaguración de los nuevos edificios del Campus Bio-Médico

Los comienzos del Campus Bio-Medico, se remontan a septiembre de 1988. Ese mes, tras un viaje por varios países del norte de Europa, Mons. Álvaro del Portillo pasó algunos días en el Castello de Urio, en el norte de Italia. En una ocasión habló a las personas que le acompañaban de una aspiración de San Josemaría que aún no se había realizado: que sus hijos italianos sacaran adelante una clínica en Roma.

A partir de entonces, algunos fieles de la Obra y Cooperadores —con la ayuda de muchas otras personas— empezaron a trabajar en el proyecto. Durante esos años de estudios preparatorios, don Álvaro animaba a los promotores, proponía orientaciones, ofrecía consejos concretos... Quienes, gracias a su impulso, se habían embarcado en la aventura del Campus sabían que no estaban solos en la empresa.

Una reunión de amigos

Para llegar a lo que hoy es el Campus Bio-Medico, se han ido superando una serie de etapas que, según se iban presentando, parecían un imposible: la formación de la plantilla de médicos, enfermeras y personal administrativo o técnico, el costo económico de las instalaciones y el instrumental, la búsqueda de alumnos, las complejas aprobaciones legales... Ante cada uno de estos objetivos los consejos que desde el comienzo había dado don Álvaro (rezar, trabajar, tener paciencia cuando fuera preciso y no dejarse dominar por el pesimismo) y la dedicación constante de mucha gente han hecho posible que se fueran alcanzando poco a poco las metas previstas.

Muchas de las personas que han sostenido el Campus durante estos años —con sus oraciones y también con aportaciones económicas— se hallaban presentes en los actos de inauguración de la nueva sede, que tuvieron lugar el 14 de marzo de 2008. Desde Verona, por ejemplo, vinieron dos autobuses de amigos del Campus. También habían acudido de otras muchas ciudades italianas, donde hay grupos de promotores. Su presencia tenía el significado de una numerosísima reunión de amigos que, habiendo compartido sueños, alegrías, luchas y alguna que otra preocupación, ahora celebraban el feliz desenlace de sus esfuerzos.

Otro aspecto destacable de la inauguración fue la presencia de numerosas autoridades civiles: municipales, regionales y estatales. Durante los discursos y en conversaciones personales, manifestaban su aprecio por la labor asistencial y formativa que desarrolla el Campus Bio-Medico en beneficio de muchas personas.

Creciendo en Via Longoni

En 1993, a los dos años de haber obtenido el reconocimiento oficial por parte del Estado italiano, la Universidad Campus Bio-Medico comenzó su andadura con las titulaciones de Medicina y Enfermería. La sede provisional se encontraba en Via Longoni, en el popular barrio del Prenestino. Un año más tarde, en las instalaciones de una clínica privada, dio comienzo la actividad del Policlínico Universitario, que llegó a disponer de ciento cincuenta camas.

En 1999, empezaron las carreras de Dietética, Ingeniería Biomédica y Ciencias de la Alimentación y de la Nutrición Humana. El asesoramiento de la Clínica de la Universidad de Navarra en los aspectos médicos, docentes, administrativos y humanos, que confluyen en la atención al enfermo, fue fundamental.

Desde el comienzo, se ha procurado que en el trato con los pacientes se reflejen las enseñanzas de San Josemaría. Muchos enfermos agradecen la delicadeza y el espíritu de servicio con que se les ha atendido. Son frecuentes los casos en los que, además de recibir cuidados médicos, han aprendido en el Campus a sobrellevar el dolor con sentido sobrenatural.

Es significativo que, al llegar el momento de trasladar el Campus a su nueva sede, los habitantes del Prenestino hayan solicitado que se mantuviera abierto al menos el ambulatorio de Via Longoni.

La nueva sede en Trigoria

Trigoria es una zona semirrural del sur de Roma, que se está urbanizando rápidamente. En la década de los noventa, el popular actor italiano Alberto Sordi, ya fallecido, donó al Campus Bio-Medico un terreno en este lugar. Los edificios de la nueva sede terminaron de construirse a mediados de 2007, de manera que a finales de ese año se pudo llevar a cabo el traslado de actividades al Policlínico Universitario y al PRABB —Polo di Ricerca Avanzata in Biomedicina e Bioingegneria—, un centro de investigación avanzada.

El Policlínico se levanta en el centro del campus universitario. Comprende los servicios de ambulatorio, hospital de día, consultas, internado y —en un edificio aparte— el Centro para la Salud del Anciano. Dispone de dieciocho quirófanos y, a pleno régimen, puede albergar cuatrocientos pacientes. Desde el pasado mes de septiembre, en las aulas de este edificio se imparten las clases de la licenciatura en Medicina y Cirugía. El ideal que desde el principio ha animado el proyecto del Campus se halla especialmente presente en esta Facultad, donde se enseña una ciencia médica al servicio del hombre y en respeto permanente a su dignidad.

El PRABB cuenta con dos áreas de estudio especialmente importantes en la actualidad. Su cercanía al Policlínico favorecerá la integración entre actividad clínica e investigación. Dispone de dieciocho laboratorios para actividades de investigación en el ámbito biomédico y de otros diez en el ámbito bioingenieril. En el futuro podrán trabajar trescientos investigadores en campos tan diversos como la robótica, la oncología experimental o la biotecnología.

14 de marzo: inauguración del nuevo campus

La jornada comenzó a las nueve y media de la mañana, con la inauguración de la calle Álvaro del Portillo. Después, Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, celebró la Santa Misa en la capilla del Policlínico. Durante la homilía, animó a los presentes a mantener vivo el lema de esta institución: la ciencia para el hombre. Al acabar la ceremonia, se cantó la Salve delante del cuadro de la Virgen, que días antes había bendecido Benedicto XVI. El Prelado recordó que Juan Pablo II había seguido con interés y cariño los primeros pasos del Campus, y que su sucesor le dirige hoy la misma atención solícita y paterna.

Una manifestación concreta de esta cercanía fue la presencia en los actos del Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de la Santa Sede, que bendijo las instalaciones y, junto con las demás autoridades civiles y religiosas presentes, realizó un recorrido por distintas zonas docentes y hospitalarias. Los discursos inaugurales fueron pronunciados en el amplio vestíbulo del Policlínico. El Cardenal Bertone subrayó que, ante los actuales desafíos que conciernen a la vida y la persona humana, cada vez es mayor la responsabilidad de quienes trabajan en la ciencia médica y están llamados a cristianizar este ámbito profesional.

El Presidente del Campus, Paolo Arullani, destacó el servicio al bien común que desea realizar esta institución. El Prelado del Opus Dei, en su intervención, recordó unas palabras de Mons. Álvaro del Portillo: «Os recomiendo que trabajéis con espíritu de unidad y de comprensión, con optimismo. Superaréis así los obstáculos con la ayuda de Dios, seréis felices y —lo que es más importante— os santificaréis y ayudaréis a los demás a ser santos porque estaréis practicando el mandamiento del amor». También tomaron la palabra, entre otras autoridades, el entonces vicepresidente del Gobierno, Francesco Rutelli, el actual Subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros, Gianni Letta y el Presidente de la Región del Lazio, Piero Marrazzo.

Por la tarde, los actos se trasladaron al PRABB, donde se inauguró el año académico. La lección inaugural corrió a cargo del profesor Joaquín Navarro Valls que habló de la importancia de una correcta visión antropológica en la Medicina; y concluyó que sólo en la cultura cristiana se desarrolla una concepción unitaria de la persona humana, con todas sus dimensiones: individual, espiritual y corpórea.

Romana, n. 46, Enero-Junio 2008, p. 138-140.

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