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Centro de cuidados Laguna

Servir a los más necesitados: éste fue uno de los propósitos que despertó en muchas personas el centenario del nacimiento de San Josemaría. Desde hace unos meses el Hospital Centro de Cuidados Laguna funciona a pleno rendimiento.

El progreso científico ofrece actualmente la posibilidad de curar muchas enfermedades, antes incurables o letales, y de prolongar la vida de los enfermos. Por otro lado, el envejecimiento de la población hace prever que en los próximos años aumentará el número de pacientes con enfermedades crónicas y degenerativas así como el de pacientes geriátricos.

Por tanto, el número de personas que se ven afectadas por el sufrimiento que genera una situación terminal es cada vez mayor. Ante esta necesidad social y con inspiración en las enseñanzas de San Josemaría sobre el servicio a los demás, en 2002 se puso en marcha en Madrid (España) el Centro de Cuidados Laguna. Se trata de un proyecto dirigido a la atención de personas con enfermedades invalidantes avanzadas o neurodegenerativas, y a pacientes necesitados de cuidados constantes. La Fundación Vianorte agrupa a las personas que impulsan esta iniciativa.

San Josemaría Escrivá, cuando era un joven sacerdote, atendió a muchos enfermos en el barrio en que ahora se ha puesto en marcha este nuevo centro de cuidados. Actualmente, el distrito de Latina cuenta con un alto porcentaje de población con pocos recursos económicos y mayor de 65 años. Es aquí donde el Ayuntamiento de Madrid cedió un terreno para la construcción de un edificio con la finalidad antes descrita.

Desde 2002 el Centro Laguna ofreció parte de sus servicios en una sede provisional y a través de la atención a domicilio. Desde hace unos meses, la sede definitiva está en pleno funcionamiento.

Qué son los cuidados paliativos

Los cuidados paliativos se refieren a la atención activa y total de pacientes cuya enfermedad no responde a un tratamiento curativo. Es primordial el control del dolor, de otros síntomas, y de los problemas sociales, psicológicos y espirituales. Son problemas que no afectan sólo al paciente, sino también a su familia y entorno. Esta especialidad de la medicina nació en Inglaterra a finales de los años 70.

Este tipo de tratamiento afirma la vida y considera la muerte como un proceso normal: ni la acelera ni la retrasa, sino que asegura la calidad de vida hasta su final. “Los cuidados paliativos están hechos de cosas muy sencillas, de pequeñas cosas. Consisten en admitir que una enfermedad avanzada no es un fracaso, sino una situación en la que aún se puede hacer mucho”, señala el Dr. Noguera, subdirector médico del Centro.

La atención al enfermo es integral, no únicamente sanitaria. Los equipos están formados por médicos, enfermeras, auxiliares de clínica, trabajadores sociales y otros especialistas para cuestiones específicas, como psicólogos, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas e incluso peluqueros y podólogos.

“Trabajar en un equipo interdisciplinar enriquece mucho y permite que cada profesional aprenda del resto de los profesionales” dice el Dr. Noguera. Esta atención integral es una de las principales novedades que ofrece el Centro de Cuidados Laguna. Se consigue no tanto a través de la cantidad de recursos, sino gracias a una visión de las necesidades de la persona, que no son sólo físicas o psíquicas, sino también sociales y espirituales.

Además de la atención global del enfermo, un segundo aspecto fundamental es la continuidad en el cuidado. “En cuidados paliativos —apunta Noguera—, cada vez se habla más del plan de cuidado, que incluye un buen cuidado del paciente esté donde esté: ingresado, en su domicilio...”. El plan se lleva a cabo a través de equipos coordinados que le pueden prestar su atención en cualquier punto. Un equipo común con una historia clínica común y profesionales que intercambian la información adecuadamente.

Para desarrollar la personalización del cuidado de cada paciente y la continuidad en su plan de cuidados, Laguna ofrece servicios escalonados: atención médica a domicilio, cuando se reúnen las condiciones, con el apoyo telefónico las 24 horas del día para resolver incidencias o gestionar ingresos; consultas externas para aquellos que tienen suficiente autonomía; hospital de día, con la posibilidad de hacer revisiones, análisis, radiodiagnóstico, fisioterapia, terapia ocupacional... El hospital de día constituye un escalón intermedio entre el cuidado en el domicilio y el ingreso en el hospital de cuidados paliativos, que sería el último escalón.

El centro de día cuenta con 55 plazas, 40 de las cuales están concertadas con el Ayuntamiento. Es un servicio que se dirige a personas con enfermedades neurodegenerativas, en especial Alzheimer. En cuanto al hospital de cuidados paliativos, núcleo de la labor de Laguna, cuenta con 38 camas.

Un “respiro” para el cuidador

Además de la atención hospitalaria y a domicilio, Laguna ofrece los siguientes servicios: Unidad de Respiro Familiar, Centro de Día Psicogeriátrico, Servicio de Atención Sociofamiliar, Servicio de Radiodiagnóstico, Fisioterapia y Rehabilitación, Servicio de Atención Psicológica, Servicio de Asistencia Religiosa, Tanatorio y Centro de Formación e Investigación.

Progresivamente irán instaurándose los distintos servicios. La Unidad de Respiro Familiar facilita que los familiares del enfermo descansen, evitando la sobrecarga del cuidador principal. El Centro de Formación pondrá en marcha cursos para cuidadores o personas que tengan un paciente bajo su cargo en casa, de modo que aprendan a cuidarlo correctamente, y sesiones para auxiliares de geriatría, y auxiliares clínicos y de enfermería.

En Laguna se rodea de cuidados al paciente terminal, pero no se pretende que muera “sin enterarse”. La dignidad del enfermo exige que pueda prepararse para ese trance.

Laguna también ofrece atención espiritual y religiosa a quienes lo deseen. Es una necesidad perentoria ante la cercanía de la muerte, generalmente muy bien recibida. Esta atención supone la visita del capellán —con la periodicidad que se desee—, que facilita a los enfermos el acceso a los sacramentos, para que puedan unirse, en sus padecimientos y limitaciones, a la Pasión redentora de Cristo. Además, el centro cuenta con una capilla, en la que está reservado el Santísimo Sacramento y se celebra periódicamente la Santa Misa. La labor del capellán queda reforzada por el equipo de trabajadores sociales.

Un enfermo, una familia

“Cuando tiene una enfermedad crónica y progresiva, se podría decir que un enfermo es también en cierto sentido una familia enferma”, opina el Dr. Noguera. Con ese planteamiento, desde la primera entrevista de la unidad de trabajo social se busca detectar los problemas y preocupaciones del entorno familiar y se estudia su implicación en el cuidado del paciente. Los familiares que se encargan del enfermo “suelen tener dudas de si lo que están haciendo es correcto o no. Desde un plano puramente material, enseñarles a cuidar y confirmarles que están haciendo las cosas bien ya les da mucha seguridad”, explica el doctor.

Al mismo tiempo, “ayudarles a ver que lo que están haciendo es muy importante y muy bueno, aunque no podamos curar a esa persona", supone "cambiar los objetivos para evitar frustraciones y crisis emocionales”.

Noguera habla de “micromuertes”, pues el proceso de un paciente terminal implica la pérdida progresiva de muchas capacidades, antes de la muerte. “Por decirlo de alguna forma, se va quedando sin capacidad de hacer y lo único que queda es lo que es”, y se le cuida “porque lo que nos interesa es lo que es esa persona, aunque ya no pueda hacer”. Y todas esas “micromuertes” las va sufriendo el paciente, pero también la familia.

Muchas veces, “la familia se satura porque, además de cuidarle, tiene que hacer todo lo que esa persona hacía. Una doble carga”. Por eso, señala el subdirector médico, “necesitan mucho apoyo emocional, en algunos casos apoyo de un especialista, un psicólogo”.

Además de esta atención psicológica, otras formas de asistencia que se ofrecen en Laguna enfocadas al entorno del paciente son la ya citada unidad de respiro familiar o el programa para sobrellevar mejor la muerte del ser querido.

Uno de los objetivos declarados de Laguna es el desarrollo de iniciativas de sensibilización y apoyo hacia las personas dependientes. Por ejemplo, el centro cuenta con una red de voluntariado que se compone sobre todo de jubilados, y de un pequeño grupo de gente joven. Actualmente son 50 personas, aunque está proyectada la duplicación del número. Dedican dos horas a la semana a visitas y cuidado de enfermos y reciben previamente unos cursos de formación, orientados a fomentar la generosidad de los mismos voluntarios y a recordarles los frutos humanos y sobrenaturales que esa obra de caridad comporta. También se preparan esas visitas y atenciones a los enfermos, tanto en su contenido, como en la forma. A veces basta con que los voluntarios aprendan a escuchar los sufrimientos de los enfermos y les den unas palabras de aliento y cariño, con una sonrisa, de modo que se sientan queridos. Otras veces consistirá en hacerles pasar un rato de conversación agradable y sencilla o, incluso, cantar unas canciones si la situación lo permite.

Romana, n. 48, Enero-Junio 2009, p. 138-141.

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