Romana

“Una noche de intenso aguacero regresaba empapado por esas calles y procuré hacer un poco de oración mental mientras me seguía penetrando el agua. Pedía con intensidad al Señor hacer lo que realmente le complaciera a Él”. Así describía Mons. Juan Larrea, Arzobispo de Guayaquil (Ecuador), el momento en que se puso a disposición de Dios. Fue como “un rayo de luz sobre fondo gris”.

Precisamente esa es la expresión con que el escritor Antonio Vázquez ha querido titular su biografía del prelado ecuatoriano, fallecido en 2006: Juan Larrea. Un rayo de luz sobre fondo gris (ediciones Palabra).

Según el autor, Mons. Larrea quiso siempre hacer la voluntad de Dios. Agradarle, porque “Caritas Christi urget nos”, como bien ilustraba su lema episcopal. Esa fue su guía desde que, siendo joven, pudo hacer efectivos sus deseos de entrega al conocer el espíritu del Opus Dei.

Conoció al Fundador del Opus Dei en 1948 en Roma y pidió la admisión en el Opus Dei en 1949. Regresó en 1952 a Ecuador, donde ejerció como abogado y fue profesor de la Universidad Central de Quito. Recibió la ordenación sacerdotal en 1962. En 1969 Pablo VI le nombró Obispo auxiliar de Quito. Fue Arzobispo de Guayaquil desde 1989 hasta 2003. Falleció con fama de santidad el 27 de agosto de 2006. Sus restos mortales descansan en la Catedral de Guayaquil.