Romana

Los restos mortales del Siervo de Dios José María Hernández Garnica han sido trasladados del cementerio de Montjuic a la capilla del Santísimo de la iglesia de Santa María de Montalegre. La ceremonia tuvo lugar el 11 de noviembre, presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Mons. Lluís Martínez Sistach. José María Hernández Garnica fue uno de los tres primeros fieles del Opus Dei que recibieron la ordenación sacerdotal, y actualmente está en proceso de canonización. Al acto asistieron familiares y amigos suyos, y muchos otros fieles.

En su homilía, el Sr. Cardenal recordó, citando la Carta de san Pablo a los romanos y la llamada de todos los bautizados a la santidad, que es la primera y fundamental vocación, Doctrina que fue desarrollada por el Concilio Vaticano II, y de la que san Josemaría es un notable precursor.

Al acto asistieron el vicario episcopal de zona, Mons. Joan Galtés, los miembros del Tribunal designado para este traslado por el Sr. Cardenal: Juez Delegado, P. Ramon Domènech, ofm; Promotor de Justicia, Mons. Alejandro Marzo; y la Notaria Actuaria, Dª. Chiara Rostagno. También estuvieron presentes el vicario de la Prelatura del Opus Dei en España, Mons. Ramón Herrando; el vicario de la Prelatura del Opus Dei en Cataluña, Dr. Antoni Pujals; el Postulador de la Causa de Canonización, D. José Carlos Martín de la Hoz; el rector de la iglesia de Santa María de Montalegre, Dr. Francesc Perarnau; y una docena más de sacerdotes. La ceremonia finalizó con el canto del Virolai (himno a la Virgen de Montserrat).

D. José María Hernández Garnica nació en Madrid en 1913, y fue doctor ingeniero de minas y también en ciencias naturales. Defendió el doctorado en teología moral en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, con una tesis sobre “La moral en los sistemas de intervención económica”, dirigida por el entonces profesor (más tarde cardenal) Pietro Palazzini.

Pidió la admisión en el Opus Dei un año antes de estallar la guerra civil española. Recibió la ordenación sacerdotal en 1944 y san Josemaría le encargó especialmente que ayudara e impulsara con su trabajo pastoral la labor apostólica del Opus Dei con mujeres, a la vez que se dedicaba a otras muchas tareas sacerdotales. Después ejerció el ministerio sacerdotal en Gran Bretaña, Irlanda, Francia, Austria, Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda, adaptándose a mentalidades y ambientes muy diversos.

Murió en Barcelona, en 1972, con fama de santidad, como consecuencia de un cáncer en la base de la lengua. Se había trasladado a Barcelona meses antes para ser tratado de esta enfermedad, que, finalmente, no superó.