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Promulgación del decreto sobre las virtudes heroicas del siervo de Dios Álvaro del Portillo

El 28 de junio el Santo Padre Benedicto XVI autorizó a la Congregación de las Causas de los Santos a promulgar decretos relativos a 16 causas de canonización. Entre ellos se encuentra el decreto de virtudes heroicas del obispo Álvaro del Portillo (1914-1994), prelado del Opus Dei. De este modo, Mons. Álvaro del Portillo recibe el título de Venerable.

El 2-IV-2009 la Congregación de las Causas de los Santos había decretado la validez de las actas procesales, y el 12 de junio de ese mismo año nombró como relator de la “positio” al P. Cristoforo Bove, O.F.M.Conv., que la presentó el 19-II-2010: la componían 3 volúmenes (“Informatio” sobre las virtudes, “Summarium” y “Biographia documentata”), con un total de 2.530 páginas.

El 10-II-2012, el Congreso peculiar de los consultores teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos dio respuesta unánime positiva a la pregunta sobre el ejercicio heroico de las virtudes por parte del siervo de Dios Mons. Álvaro del Portillo. En el mismo sentido se pronunció la Congregación Ordinaria de los Cardenales y de los Obispos el 5-VI-2012.

El Card. Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, presentó una relación detallada de la Causa y sus fases al Romano Pontífice. Benedicto XVI ha aceptado y ratificado el voto de la Congregación de las Causas de los Santos el 28 de junio, y ha indicado que se publique el Decreto en las Actas de la Congregación de las Causas de los Santos por el cual se declarara Venerable a Mons. Álvaro del Portillo.

Al conocer la noticia, anunciada por la sala de prensa de la Santa Sede, S.E.R. Mons. Javier Echevarría ha dicho:

“La declaración de virtudes heroicas de Mons. Álvaro del Portillo es motivo de agradecimiento a Dios: gratitud por este pastor ejemplar que amó al Señor y a su Iglesia, y a quienes le rodeaban o coincidían con él, además de rezar por la humanidad. Procuró en todo momento buscar el cumplimiento fiel de la voluntad de Dios.

Don Álvaro es recordado por tantos hombres y mujeres como una persona, un sacerdote de paz y leal a su compromiso de amor a Dios; muy unido a la Iglesia y al Romano Pontífice; supo servir con alegría y total generosidad a san Josemaría Escrivá de Balaguer; a sus hermanos —luego hijos— en el Opus Dei; a sus parientes; a sus amigos y a sus colegas. Con su predicación ayudó a encontrar la felicidad en la fidelidad a Jesucristo a centenares de miles de personas en los diferentes países a los que realizó viajes pastorales.

Me consta también que mucha gente acude a su ayuda, en numerosos lugares del mundo, ante necesidades individuales, familiares, laborales, amistosas. Es unánime el comentario de que irradiaba paz, alegría, sencillez, espíritu cristiano y visión apostólica”.

Romana, n. 54, Enero-Junio 2012, p. 137-138.

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