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El Salto: en la periferia de Santiago (Chile)

En la década de los 50, un grupo de personas se unió en la zona norte de Santiago de Chile, en la comuna de Recoleta, para empezar un dispensario, atendido por algunas voluntarias y un médico que visitaba gratuitamente a los pacientes dos tardes a la semana. Con los años, esta iniciativa se transformó en el Centro de Apoyo a la Familia y Policlínico, que los vecinos de este sector de la capital conocen familiarmente como El Salto. El complejo cuenta en la actualidad con la atención de medicina primaria, algunas especialidades como pediatría, ginecología, un área de salud mental, un completo servicio dental, dos programas de rehabilitación de alcoholismo y una escuela de educación básica para adultos.

«Junto a la salud —señala Juanita Arteaga, asistente social y directora del proyecto— queremos dar capacitación laboral a través de talleres, cursos y clases de enseñanza básica para adultos. En total, se calcula que han sido casi 14.000 personas las que han acudido a El Salto».

Entre las nuevas instalaciones, destaca el policlínico, que atiende de lunes a viernes consultas de pediatría, ginecología y reumatología. Se cobra un precio módico, por el que los pacientes tienen acceso a exámenes médicos, medicamentos y, si es necesario, radiografías y escáner.

Por otra parte, los talleres de El Salto comenzaron con el objetivo de que amas de casa de la zona recibieran formación cristiana y, al mismo tiempo, pudieran capacitarse y tener un ingreso sin abandonar el hogar. Para ellas, la tarde que pasan semanalmente en los talleres es un momento para compartir tiempo con sus vecinas y descansar aprendiendo lo que les gusta, como pintura, costura y peluquería. Valoran mucho la formación espiritual que reciben. «Reconozco que aquí se nota la influencia de san Josemaría —asegura Anita Pereira, pediatra, que desde hace 15 años trabaja todas las mañanas en El Salto— pues se nota el cuidado de los detalles en el trabajo y en la dignidad con que se atiende a las personas, que se sienten tratadas con cariño, en un lugar agradable, limpio y ordenado».

Romana, n. 58, Enero-Junio 2014, p. 142.

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