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100 años de unas huellas en la nieve

El 18 de enero, la Biblioteca de La Rioja (Logroño, España) acogió un acto conmemorativo de los cien años de la vocación de san Josemaría. Esta institución está emplazada a una decena de metros de la calle Marqués de San Nicolás, lugar en que, «entre diciembre de 1917 y enero de 1918, san Josemaría Escrivá descubrió su vocación de entrega a Dios al ver las huellas que dejaban en la nieve los pies descalzos de un religioso carmelita que transitaba por la calle», como recuerda una placa. Dos conferencias recordaron ese momento histórico. La investigadora Inmaculada Alva, colaboradora del Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer, describió la situación social y el ambiente de la ciudad que se encontró la familia Escrivá Albás a su llegada a la capital riojana. Por su parte, el profesor de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma), José Luis González Gullón, miembro del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer, explicó el significado de la vocación que nacía a raíz de ese suceso, las decisiones que se originaron en el alma del joven respecto a su futuro y la trascendencia del hallazgo. El acto fue seguido por más de 200 personas.

Un retablo en honor a san Josemaría

El domingo 21, en la iglesia de Santiago el Real —que fue la parroquia de la familia Escrivá durante su estancia en Logroño— se bendijo un nuevo retablo dedicado a san Josemaría. La ceremonia estuvo presidida por el obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Mons. Carlos Escribano Subías, acompañado por el obispo de Arecibo (Puerto Rico) Mons. Daniel Fernández Torres, y el vicario del Opus Dei para La Rioja y Aragón, Pablo Lacorte Tierz. También participaron sacerdotes y seminaristas, así como un numeroso grupo de fieles.

A esta parroquia perteneció san Josemaría durante sus años riojanos; allí fue bautizado su hermano Santiago y se celebraron las exequias de su padre. Muy cerca del nuevo retablo se halla entronizada la Virgen de la Esperanza, patrona de la ciudad.

La ceremonia comenzó con la bendición del retablo que está presidido por un óleo de Isabel Guerra; ha quedado enmarcado en un arcosolio lateral del templo y será destino de la mirada que los numerosos peregrinos del Camino de Santiago dirijan en cuanto entren en la iglesia.

En la homilía, Mons. Escribano describió el suceso que dio origen a la vocación del fundador del Opus Dei, representado en un bajorrelieve de Diana García Roy situado debajo del cuadro. El prelado riojano pidió que al acudir a la intercesión de san Josemaría ante esa nueva pintura, se pidiese por las vocaciones sacerdotales y por la misión apostólica de la diócesis.

Romana, n. 66, Enero-Junio 2018, p. 144-145.

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